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SUCESOS

 

Defensora pœblica lleva 4.000 casos de pensi—n alimentaria

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Una sola defensora pœblica en los Tribunales de Turrialba (Cartago) debe resolver 4.000 casos de personas que acudieron a reclamar una pensi—n alimentaria.

La funcionaria, Alina Rivera, coment— que ella debe atender la poblaci—n de Turrialba y Juan Vi–as, donde la mayor’a de los que acuden a solicitar la pensi—n tienen pocos recursos y baja escolaridad; son ind’genas o discapacitados, y requieren la representaci—n de un defensor.

Rivera asegura que la atenci—n a los usuarios se afecta porque una sola persona es insuficiente.

La funcionaria representa cerca del 95% de las demandas que ingresan al Juzgado de Pensiones Alimentarias, que dispone de tres jueces especializados.

En muchas ocasiones hay choques de se–alamientos de audiencias o conciliaciones, que la obligan a escoger a cu‡l de los casos darle representaci—n.

ÒEs muy triste llegar al Juzgado, ver a las se–oras y decirles que no puedo estar con ellasÓ, dijo.

ÒTenemos la directriz de agilizar los expedientes, pero son muchos los procesos que hay que llevar, y por este volumen se ha desatendido en muchas ocasiones a los usuarios. El fin principal cuando el usuario llega a la Defensa Pœblica, es sacar de la manera m‡s r‡pida un monto provisional de dinero para los alimentos de los menoresÓ, coment— la defensora.

Otras oficinas. La escasez de defensores pœblicos para atender la materia de pensi—n alimentaria se reproduce en otras oficinas del pa’s. Incluso, las oficinas de San Joaqu’n de Flores (Heredia) y San Ram—n (Alajuela) no cuentan con el servicio de la Defensa por falta de presupuesto para contratar personal. En 17 de los 39 despachos de pensi—n alimentaria de la Defensa Pœblica, se deben asignar por recargo los casos a defensores de la materia penal pues no cuentan con especialistas.

En el Juzgado de Pensiones Alimentarias de Heredia, hay 7.400 causas activas, asignadas a solo dos defensores. En Desamparados, dos funcionarias se encargan de atender 6.000 demandas.

Marta Iris Mu–oz, directora de la Defensa Pœblica, explic— que la aplicaci—n de la oralidad en la pensi—n alimentaria, que comenz— en Alajuela, se ha repetido en otros despachos del pa’s.

ÒEstamos de acuerdo con la oralidad en pensiones alimentarias pues beneficia de forma notoria a las personas que demandan alimentos. Sin embargo, algunos jueces de San Carlos, Desamparados, Turrialba y Cartago han querido copiar el modelo aplicado en Alajuela sin contar con los recursos humanos y sin un estudio de planificaci—n que determine las necesidades para el funcionamientoÓ, a–adi— Mu–oz.

Por su parte, la defensora Rivera asegura que en Turrialba se han hecho esfuerzos por no desatender todas las necesidades del despacho. Ese empe–o la ha llevado a tomar su tiempo de almuerzo y horas extralaborales para sacar adelante el trabajo.

ÒLa instituci—n afronta un problema con respecto a la demanda del servicio y de recursos otorgados en pensi—n alimentaria. Los recargos a defensores penales generan reclamos de los jueces porque los defensores no pueden dedicar el 100% de su jornada a la atenci—n de esta materiaÓ, coment— Mu–oz.